cantar de mio cid

Ondrado es myo çid en valençia do estaua
De tan grand conducho commo en medinal sacaron
El Rey lo pago todo e quito seua minaya
Passada es la noche venida es la mañana
Oyda es la missa e luego caualgauan
Salieron de medina e salon passauan
Arbuxuelo arriba priuado aguijauan
El campo de torançio luegol atrauessauan
Vinieron a medina la que auegaluon mandaua
El obispo don iheronimo buen xpistiano sin falla
Las noches e los dias las duenas aguardando
E buen cauallo en diestro que ua ante sus armas
Entre el e albarfanez hyuan a vna compaña
En trados son a molina buena e Rica casa
El moro auegaluon bien los siruie sin falla
De quanto que quisieron non ouieron falla
Avn las ferraduras quitar gelas mandaua
Amynaya e alas dueñas dios commo las ondraua
Otro dia manaña luego caualgauan
Fata en valençia siruialos sin falla
Los sos despendie el moro que delo so non tomauan nada
Con estas alegrias e nueuas tan ondradas
Apres son de valençia atres leguas contadas
Amyo çid el que en buen ora nasco
Dentro a valençia lieuan le el mandado
Alegre fue myo çid que nunqua mas nin tanto

ondrado es mio Çid en Valençia do estava,
de tan grand conducho commo en Medínal' sacaron,
el rey lo pagó todo e quito se va Minaya.
Passada es la noche, venida es la mañana,
oída es la missa e luego cavalgavan,
salieron de Medina e Salón passavan,
Arbuxuelo arriba privado aguijavan,
el campo de Torançio luego l'atravessavan,
vinieron a Medina, la que Avengalvón mandava.
El obispo don Jerónimo, buen cristiano sin falla,
las noches e los días las dueñas aguardando,
e buen cavallo en diestro que va ante sus armas,
entre él e Álbar Fáñez ivan a una compaña.
Entrados son a Molina, buena e rica casa,
el moro Avengalvón bien los sirvié sin falla,
de quanto que quisieron non ovieron falla,
aun las ferraduras quitárgelas mandava.
A Minaya e a las dueñas, ¡Dios, cómmo las ondrava!
Otro día manaña luego cavalgavan,
fata en Valençia sirvíalos sin falla,
los sos despendié el moro, que de lo so non tomavan nada.
Con estas alegrías e nuevas tan ondradas,
aprés son de Valençia, a tres leguas contadas.
A mio Çid, el que en buen ora nasco,
dentro a Valençia liévanle el mandado.
Alegre fue mio Çid, que nunqua más nin tanto,

my Cid is honored in Valencia where he was,
by such a great feast as was brought out in Medina,
the king paid for everything and Minaya owes nothing.
The night has passed, the morning has come,
the Mass is heard and then they rode,
they left Medina and passed the Jalón,
up the Arbujuelo they quickly spurred on,
the plains of Taranz they then traversed,
they came to Medina, the one governed by Avengalvón.
The bishop don Jerónimo, good Christian without fail,
the nights and the days watching over the ladies,
and a good war horse that goes before his armor,
between him and Álvar Fáñez they went as one company.
They have entered Molina, a good and rich town,
the Moor Avengalvón served them well without fail,
of anything they wanted they had no lack,
even the horseshoes he ordered them paid for.
Minaya and the ladies, God, how he honored them!
Soon the next morning they rode,
up until Valencia he served them without fail,
his own money the Moor spent, for from theirs they took nothing.
With these joys and news so honorable,
they are near Valencia, exactly three leagues out.
To my Cid, he who was born in a fortunate hour,
into Valencia they take the message to him.
Happy was my Cid, and never more nor so much,